El estudio sistemático del folklore asturiano cumple un siglo desde que Juan Menéndez Pidal impulsara en 1881 la creación de una sociedad para recoger tradiciones.
Esta iniciativa pionera sentó las bases para décadas de investigación etnográfica que preservaron cuentos, romances, mitos y costumbres ancestrales asturianas.
Figuras como Constantino Cabal y Aurelio de Llano Roza de Ampudia documentaron durante el siglo XX la rica cultura tradicional que hoy es un atractivo turístico único.
El 28 de diciembre de 1881 marca un hito fundamental en la preservación del patrimonio cultural asturiano. Fue entonces cuando el poeta Juan Menéndez Pidal, junto con sus hermanos Ramón y Luis, impulsó la creación de lo que inicialmente se llamaría El Folk-Lore Asturiano. Esta iniciativa coincidió con la inauguración del Centro Asturiano de Madrid y con la publicación de un artículo fundacional en La Ilustración Gallega y Asturiana.
El objetivo era claro: crear una sociedad dedicada a recoger, estudiar e inventariar los usos, costumbres y tradiciones populares de Asturias siguiendo los métodos científicos de la etnografía europea. Menéndez Pidal invitaba a sus paisanos a fundar una especie de academia que protegiera este patrimonio bajo el patrocinio del flamante centro regional recién inaugurado en la capital española.
El folklore asturiano abrió un nuevo campo a la historiografía local dentro de una sistemática que empezaba a imponerse en la Europa romántica
El término folklore, acuñado por el inglés W. J. Thoms a partir de las palabras folk (pueblo) y lore (sabiduría), generó inicialmente reticencias. En Asturias se prefirió durante un tiempo la denominación demología, llegando a fundarse en 1882 la Sociedad Demológica Asturiana. Finalmente, el 10 de abril de ese mismo año se inauguraría oficialmente la Academia Demológica del Folklore Asturiano en el Centro Asturiano de Madrid.
La primera velada de la academia incluyó palabras de salutación a cargo de Antonio Balbín de Unquera, lecturas de cuentos y romances tradicionales asturianos, y la ejecución al piano de aires folklóricos del Principado. Este acto marcó el inicio formal de una labor de recopilación que se extendería durante décadas.
En Oviedo, el catedrático Fermín Canella Secades asumió con entusiasmo la iniciativa. En 1884 publicó su Proyecto de Interrogatorio o Programa del Saber Popular, estructurado en siete apartados fundamentales para el estudio del folklore regional. Su trabajo sentaría las bases metodológicas para futuras investigaciones.
El estudio sistemático de los usos y tradiciones populares del Principado podría ser algo muy importante para crear un auténtico regionalismo y amor a la tierra
El siglo XX vería la consolidación de esta labor gracias a figuras clave como Constantino Cabal (1877-1967), cronista oficial de Asturias y autor de la más ingente recopilación folklórica llevada a cabo en la región. Entre sus obras destacan:
- Cuentos, Leyendas y Tradiciones (1923) que recoge relatos ancestrales
- Las costumbres asturianas en dos volúmenes (1925 y 1931) documentando la vida tradicional
- Mitología asturiana en tres tomos que exploran las creencias populares
- Una ambiciosa Contribución al Diccionario Folklórico de Asturias de la que se publicaron cinco tomos
Paralelamente, Aurelio de Llano Roza de Ampudia (1868-1936) realizaba una labor complementaria desde Caravia. Su obra cumbre, Del folklore asturiano: mitos, supersticiones y costumbres (1922), prologada por Ramón Menéndez Pidal, se convertiría en un clásico de la etnografía regional. Completan su legado:
- Esfoyaza de cantares asturianos con más de 1.200 canciones recopiladas directamente del pueblo
- Cuentos asturianos publicados por el Centro de Estudios Históricos de Madrid
- Estudios lingüísticos sobre las jergas profesionales de concheiros, tejeros y caldereros
La Guerra Civil española truncó temporalmente muchas investigaciones en curso, pero en la posguerra diversos organismos retomaron la labor. El Instituto de Estudios Asturianos, integrado en el CSIC, impulsó nuevas investigaciones académicas que revitalizaron el estudio del patrimonio cultural asturiano.
Pese a los cambios sociales, el interés por el folklore asturiano ha perdurado durante un siglo manteniendo viva la identidad regional
Hoy, este patrimonio documentado durante cien años se ha convertido en un atractivo turístico de primer orden. Los viajeros que visitan Asturias pueden descubrir:
- Fiestas tradicionales y romerías que mantienen vivas costumbres centenarias
- Música y danza folklórica en festivales y encuentros por toda la geografía asturiana
- Gastronomía tradicional basada en recetas transmitidas generacionalmente
- Arquitectura popular como hórreos, paneras y cabañas de pastores
- Museos etnográficos que conservan y explican este rico patrimonio cultural
El siglo de investigación folklórica no solo ha preservado tradiciones que estaban en riesgo de desaparecer, sino que ha creado una identidad cultural fuerte que hoy se ofrece como experiencia auténtica a los visitantes. Asturias puede mostrar con orgullo una cultura viva, documentada y accesible que enriquece cualquier viaje a esta hermosa región del norte de España.